Recuerdo infinitas tardes sentadas en corro cada una con su labor; la abuela hacía » calceta», mi madre tejía y nosotras devanábamos madejas de lana para hacer ovillos que luego mi madre y abuela usaban en sus labores. Cada una en su tarea pero todas conectadas por el hilo.
El invierno nos reunía en la escañeta alrededor del fuego que rara vez no tenía un pote bullendo. En verano, en la era bajo la manzanal ,que nos brindaba su sombra y sus refrescantes manzanas todavía muy verdes y ácidas.
La experiencia de olor a lana, el sonido de las agujas, las conversaciones de asuntos triviales y trascendentes, iban tejiendo un universo en mí de lo que era la vida, las relaciones, los saberes, los sentires, los silencios…
Aquello quedó impreso en mi alma, y muchos años más tarde, sentí la necesidad de volver a conectar con aquellos momentos tan llenos de amor y sabiduría. Y entonces me volví a sentar con mi otra abuela, a hacer ganchillo por el mero placer de compartir esos momentos con ella; momentos cargados de experiencias, de enseñanzas, de regaños, de risas, de complicidades… unidas de nuevo por el hilo.
Y a día de hoy, el punto y el ganchillo son actividades cotidianas en mi vida y profesión, porque descubrí que en ese trabajo con las manos se mueve mi pensamiento de manera positiva, ordenada, concentrada y me permite un encuentro profundo conmigo misma; con mi sabiduría interior. Descubrí en este hacer, gracias a la fuerza de lo metódico y repetitivo, que se ordena mi pensamiento. Descubrí que en el encuentro del pensar y el hacer surge el sentimiento. Descubrí que tejer con mi madre engrosa el hilo que nos conecta en lo profundo. Descubrí que tejer junto a mi hermana, al calor de la chimenea, me sosiega el alma.Descubrí que compartir esta experiencia con otras mujeres, era el legado que mis ancestras me han dejado. El legado de sentirme conectada por el hilo, que sostiene, que ama, que cuida, que impulsa, que fortalece, que comparte, que se enreda, que crea, que calienta, que acaricia… GRACIAS.
A mi hermana, a mi madre y a mis abuelas.